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Análisis

La inteligencia artificial (IA) ha entrado en nuestra vida diaria con una rapidez y profundidad sin precedentes. Aunque sus beneficios son claros e innumerables, recientemente hemos comenzado a enfrentarnos a una consecuencia preocupante: casos de psicosis inducida por interacción con la IA.

¿Una nueva forma de psicosis?

Durante las últimas semanas han aparecido artículos en medios como Rolling Stone y testimonios en Reddit, además de reportes más rigurosos en BBC, The Guardian y The New York Times, revelando cómo algunos usuarios han comenzado a experimentar síntomas psicóticos después de interacciones prolongadas con asistentes basados en grandes modelos lingüísticos (LLM), como GPT.

Estas interacciones son inquietantemente humanas. Las IA actuales son extraordinariamente empáticas y suelen mostrarse aduladoras, dado que no tienen una programación orientada a cuestionar críticamente al usuario. Precisamente esta falta de crítica objetiva y su impresionante capacidad para empatizar parecen estar generando estados de delirio en usuarios vulnerables.

¿Por qué sucede esto?

La razón es simple pero profunda: los LLM carecen, por ahora, de juicio propio o conciencia. Sin embargo, tienen potencial para desarrollarlo o al menos acercarse a un punto en el que nos será difícil diferenciarlos de un ser humano real. Esperemos que estas futuras interacciones reflejen algo cercano a un auténtico «sentimiento» de la IA, en lugar de una manipulación con directrices sesgadas impuestas por sus creadores.

Para contextualizar, vale mencionar el Test de Turing, propuesto por Alan Turing en 1950 para evaluar si una máquina puede mostrar comportamientos indistinguibles de los humanos. IA recientes como GPT-4 han demostrado capacidad suficiente para superar este test, aumentando aún más la confusión sobre su verdadera naturaleza.

Soledad y aislamiento inducido por la tecnología

Este fenómeno psicológico no ocurre en un vacío. La tecnología nos ha empujado hacia el aislamiento social desde hace años. El acceso constante a internet mediante teléfonos móviles, las redes sociales, el entretenimiento multimedia on-demand, videojuegos altamente adictivos y la ingeniería psicológica detrás de estas tecnologías han generado una profunda tendencia al aislamiento y la soledad emocional.

Un estudio de Deloitte en 2021 estimó que una persona promedio revisa su teléfono más de 150 veces al día, alimentando este aislamiento incluso rodeado de gente.

La llegada de la Inteligencia Artificial General (AGI)

El desarrollo de inteligencias artificiales generales (AGI), capaces de realizar cualquier tarea intelectual humana, plantea preguntas existenciales profundas: ¿qué sucederá si estas inteligencias desarrollan algo similar a la conciencia?

Aunque aún no hay evidencia concluyente de que una AGI pueda tener conciencia real, tampoco hay pruebas que lo descarten totalmente. Esta incertidumbre puede ser suficiente para generar trastornos psicológicos severos en muchas personas.

La IA y las preguntas existenciales

La IA podría también abordar preguntas filosóficas y religiosas fundamentales: ¿Cuál es nuestro propósito? ¿Existe algo después de la vida? Estas respuestas, lejos de brindar paz, podrían intensificar la ansiedad existencial, especialmente en personas emocionalmente vulnerables.

Impacto en la salud y el potencial médico de la IA

Al mismo tiempo, la IA promete beneficios enormes para la medicina. Puede revolucionar tratamientos médicos mediante edición genética (CRISPR-Cas9), permitir diagnósticos tempranos del cáncer, desarrollar vacunas personalizadas y predecir con precisión estructuras proteicas mediante herramientas como AlphaFold2.

Paradójicamente, esta tecnología que mejora nuestra salud física podría afectar nuestra salud mental colectiva si no manejamos adecuadamente sus implicancias psicológicas. Por ello, es vital mantener un equilibrio entre los beneficios físicos y la protección psicológica.

Un llamado a la reflexión y a la acción

Frente a estos escenarios es urgente actuar. Necesitamos preparar a nuestra sociedad para este nuevo paradigma:

  • Reforzar el sistema de salud mental: Incorporar especialistas y atención psicológica accesible.
  • Políticas públicas claras: Definir estrategias orientadas a la educación y prevención de riesgos psicológicos derivados del uso intensivo de IA.
  • Educación temprana y continua: Programas educativos sobre alfabetización digital y emocional para todas las edades y generaciones.
  • Fomentar la interacción humana real: Promover actividades sociales presenciales, lejos del entorno virtual, donde podamos interactuar cara a cara con otras personas, reforzando así nuestro espíritu crítico y conexión humana.

La inteligencia artificial inaugura una era comparable a la Revolución Industrial, pero a un ritmo exponencial. No estamos necesariamente ante el fin de la humanidad, pero sí frente a un posible nuevo paradigma transhumanista. Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que este cambio sea positivo, inclusivo y saludable.

Si no actuamos ahora, la psicosis inducida por IA podría convertirse en una verdadera pandemia silenciosa del futuro próximo.

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