En redes sociales, hay una frase que se repite como mantra:
“Tenés que ser constante. Publicá todos los días.”
Y aunque la constancia es importante, repetir sin pensar no es una estrategia. Publicar por publicar puede hacerte visible… pero no relevante. Puede darte alcance… pero no resultados.
En este artículo vamos a desarmar ese mito y entender por qué la calidad, el propósito y la planificación pesan más que la frecuencia.

Publicar contenido de manera compulsiva puede ser contraproducente para tu negocio.
¿De dónde viene la obsesión por publicar todos los días?
Durante años, plataformas como Instagram o X (antes Twitter) promovieron la idea de que más publicaciones equivalen a más visibilidad. Y, en parte, eso fue cierto… hace tiempo.
El problema es que esa lógica quedó instalada incluso cuando los algoritmos cambiaron. Hoy ya no premian la cantidad, sino la interacción, la retención y el valor del contenido.
A esto se suma la presión de los “gurús” del marketing con promesas de crecimiento acelerado y fórmulas mágicas que no aplican a todos por igual.
La consecuencia: marcas que se agotan publicando todos los días sin saber por qué ni para quién.
La trampa de la constancia vacía
Publicar constantemente sin una estrategia clara genera varios efectos negativos:
- Cansás a tu audiencia con contenido repetitivo o poco relevante.
- Te desenfocás de tus verdaderos objetivos (ventas, leads, posicionamiento).
- Diluis tu mensaje entre posteos que solo “llenan el feed”.
- Y lo peor: dejás de medir resultados, porque no sabés qué funcionó y qué no.
No se trata de estar presente todo el tiempo. Se trata de estar presente con sentido.
¿Qué es mejor: calidad o cantidad? Spoiler: ninguna sin estrategia
Esta es la típica pregunta tramposa. Porque ni la calidad ni la cantidad funcionan si no responden a una estrategia.
- ¿Cuál es tu objetivo al publicar?
- ¿A quién le hablás?
- ¿Qué esperás que haga esa persona después de verte?
Si no podés responder esas preguntas, estás en piloto automático.
Una marca puede tener una frecuencia baja (2 o 3 veces por semana) y lograr más impacto real que otra que publica todos los días contenido genérico.
¿Cada cuánto deberías publicar? Depende de tu objetivo
No hay una frecuencia ideal universal. Hay contextos, recursos y metas.
Te doy algunos ejemplos reales:
- Si querés generar comunidad, necesitás regularidad y cercanía. Podés publicar 4–5 veces por semana, pero con contenido enfocado en interacción (preguntas, historias, detrás de escena, etc.).
- Si tu objetivo es vender servicios complejos, tal vez con 2 publicaciones semanales bien trabajadas (más campañas pagas) alcanza. Ahí prima el valor y la autoridad.
- Si buscás posicionarte como referente, podés combinar publicaciones profundas tipo carruseles o mini-blogs con clips o videos cortos para ampliar el alcance.
La clave no es cuánto, sino para qué.
Cómo armar un calendario de contenidos útil (sin volverte loco)
Una buena planificación no se trata de llenar casilleros. Se trata de tener una hoja de ruta clara que guíe tus publicaciones. Para eso:
- Definí tus pilares de contenido (temas que podés trabajar de forma constante).
- Asigná objetivos reales a cada tipo de post: educar, entretener, vender, fidelizar.
- Distribuí tu energía: algunos posteos serán más simples (stories, memes, citas), otros más trabajados (reels, carruseles, testimonios).
- Dejá espacios libres para lo espontáneo y lo actual.
¿Y si no podés hacerlo todo vos? Delegá. Un equipo externo como Not Nulled puede ayudarte a planificar, crear y ejecutar contenido alineado a tus metas.
Conclusión: menos ruido, más impacto
Publicar todos los días no te hace estratégico.
Tener una estrategia sí.
Si sentís que tu marca está atrapada en un loop de “contenido por obligación”, quizás es hora de repensar todo desde otro lugar. Y si necesitás una mano experta, en Not Nulled estamos para ayudarte a construir una presencia digital con sentido.